Más que un nuevo rumbo, parece que la decisión del Presidente Macri es retomar protagonismo y alejar a su país de ese camino que lo apartaba de la región bajo la influencia de la Izquierda Chavista que todavía domina Venezuela.
La elección de Mauricio Macri y su primer mes de gobierno, han dado fuertes señales de un cambio en la manera como Argentina bajo los Kichner venia relacionándose con América Latina. Más que un nuevo rumbo, parece que la decisión del Presidente Macri es retomar protagonismo y alejar a su país de ese camino que lo apartaba de la región bajo la influencia de la Izquierda Chavista que todavía domina Venezuela.
Pareciera un giro muy fuerte para alguien que gano estrechamente la segunda vuelta presidencial, por menos de un 3% de los votos, pero es muy consistente con la lectura que el equipo más cercano de Macri hizo de que el pueblo argentino apoyaba ese giro, si pensamos que en primera vuelta el candidato Scioli y el Kichnerismo obtuvieron solo un 38% de apoyo.
Este cambio es una oportunidad para Chile, ya que en los últimos seis años de la era Kichner el enfriamiento de las relaciones entre Argentina y Chile era evidente, poco dialogo y casi ningún proyecto de integración real marcaban la agenda entre nuestros países. Esto se contrapone con las múltiples señales de la nueva administración en Argentina que no solo ha sido activa en citar a nuestro país como ejemplo en algunas materias económicas y de desarrollo social, algo impensable hace un tiempo.
El Presidente Macri le ha dado una prioridad a Chile en su agenda, visito nuestro país y se reunió con la Presidenta Bachelet antes de asumir incluso, como señal de su interés por recuperar el trabajo conjunto y estrechar los lazos, son muchas las frases de alabanza que ha dedicado hacia nuestro país, pero además con una agenda concreta que iba desde el gas natural licuado hasta mejorar la interconexión comercial entre Chile y Argentina.
Lo mismo ha hecho el nuevo Presidente Argentino con Brasil y otros países de la región, pareciera que Macri además no se queda sólo en lo económico, aprovechó como nadie la oportunidad de una reunión del Mercosur para exigir la condena de las violaciones de los derechos humanos en Venezuela, y apurando a sus pares a hacer lo mismo rompiendo con el silencio cómplice de los últimos años.
Así el cambio político en Argentina marcado por la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, no busca solo desarticular esa máquina política montada por el kichnerismo en sus más de diez años de gobierno, enraizada en distintos niveles de la administración del Estado y en las empresas públicas con miles de personas que eran contratados casi solo para hacer activismo político y no por trabajar efectivamente en el Estado. Además quiere desarticular esa extraña relación entre el Chavismo y el Kichnerismo, que condicionó mucho las relaciones exteriores tradicionales de la Argentina, acercándose al eje de Irán, China y Rusia y descuidando el Mercosur y América latina.
Solo un mes de gobierno pero muchos cambios, estos debieran alertar a nuestro país para ser más proactivos y aprovechar de fijar una agenda extensa de integración con nuestro vecino trasandino y no ser solo receptores pasivos del interés del nuevo mandatario argentino, porque sin duda otros países están también viendo esta gran oportunidad de una Argentina más dinámica e interesada en América latina y nos pueden dejar atrás.
Profesor asociado de la Facultad de Gobierno
Universidad del Desarrollo
Magíster en Políticas Públicas, FIAPP, España.
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