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Bolivia: país con pretensión bioceánica

Si Bolivia consigue salida soberana al Océano Pacífico, lo que hará es consolidarle una posición estratégica y geopolítica clave, en el corazón sudamericano, pues lo convertiría en un país bioceánico.

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El pasado lunes 4 de mayo escuchamos el inicio de la defensa de Chile ante la demanda que interpuso Bolivia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Independiente de toda división política e ideológica –con las excepciones que confirman la regla- , y sobre todo en momentos de tensión interna en nuestro país, las reacciones fueron unánimes y se resumen en las palabras del Ministro de Relaciones Exteriores, Canciller Heraldo Muñoz, quien al término de la jornada declaró: “Hemos desmontado la pretensión boliviana”.

Efectivamente, el equipo de abogados que representan a Chile dejaron en evidencia  las contradicciones de la presentación boliviana y sus debilidades. En primer lugar esta el tema de la incompetencia de jurisdicción de la Corte, lo cual es evidente. Pero por otro lado, lo más importante es que se probó que por el Tratado de 1904 Chile le ha entregado a Bolivia un derecho de acceso al mar, cuyo tema no estaría en discusión ni mucho menos sería objeto de negociación.

Por tanto, la demanda boliviana, junto a la actitud hostil del Presidente Evo Morales los días previos, como así también su reacción posterior a la presentación chilena, van dejando en evidencia una estrategia comunicacional y de victimización cuya intención de fondo no es reclamar supuestos incumplimientos de Chile, pues al contrario, cuenta con un acceso en condiciones absolutamente preferentes, que ahora el sistema internacional –dada la cobertura mediática que tendrá este caso- tendrá la oportunidad de conocer. En tanto que en lo relativo a hacer valer los “supuestos derechos expectaticios”, de ninguna manera puede hacerse valer conversaciones como obligaciones; además que la realidad demuestra que acá no se esta actuando de “buena fe”. Uno de los líderes de la oposición boliviana –Samuel Doria- señaló que “si la demanda no prospera seguiremos por otras vías”. ¿Es que acaso Bolivia no acatara el fallo ante el tribunal que ella misma presentó su reclamo?

Asimismo, las dos preguntas de la Corte: ¿fecha de compromiso de Chile? Y ¿qué se entiende por salida soberana? Demuestran la debilidad del caso boliviano.

La campaña internacional, las manifestaciones nacionalistas, el ataque a la prensa, al gobierno –presente y pasado- y a la institucionalidad chilena aludiendo a la Constitución, demuestran una odiosidad que sólo busca la reivindicación  y el cumplimiento constitucional impuesto por el propio Morales, a través de la modificación (desconocimiento) del Tratado de límites vigente desde 1904, cuestión delicada porque si los tratados pueden revisarse y desconocerse cada cierto tiempo, ¿qué sentido tendría firmarlos? Uno de los mismos abogados representantes de Bolivia, Antonio Remiro Brotóns cayó en contradicciones al respecto, ya que mientras sus colegas decía que no se desconocía el tratado, el abogado español insistía en que los tratados no son para siempre.

Aunque un aspecto en el que pocos han reparado, es que, por otro lado, si Bolivia consigue salida soberana al Océano Pacífico, lo que hará es consolidarle una posición estratégica y geopolítica clave, en el corazón sudamericano, pues lo convertiría en un país biocéanico.

Efectivamente, tal como recientemente nos recordó Marjorie Gallardo –investigadora del Centro de Estudios Estratégicos de la Academia de Guerra del Ejército- actualmente Bolivia tiene un acceso soberano al Atlántico a través del Rio Paraguay que conecta con la hidrovía Paraná-Paraguay en la Cuenca del Río de la Plata, trayecto en el cual posee varios puertos propios y que pueden potenciar su exportación productiva de la zona oriental. Asimismo, nos recuerda la analista,  a las facilidades que entrega Chile desde 1904, se agrega el ofrecimiento de Paraguay en 1938 de libre tránsito e instalación de infraestructura; en tanto que Argentina le entregó una zona franca en Rosario la cual –constate personalmente- esta abandonada desde 1988. A ello debemos agregar las facilidades que le entregó Perú en Illo y Matarani, hasta el más reciente ofrecimiento de Uruguay –en el 2015- por el cual Bolivia saldría al mar a través del Puerto de Aguas Profundas.

Cabe preguntarse entonces: ¿hablamos de una salida al mar o de un posicionamiento geopolítico biocéanico?

Los sucesos que se vayan desencadenando, como así también las reacciones post fallo irán demostrando la verdadera motivación que hay detrás de la demanda, aunque en todo caso, -como afirmó el historiador Joaquín Fermandois- no son más que un capítulo en la construcción del mito moderno de la sociedad boliviana, que como todo mito, es más emocional que racional.

Aunque con todo, y pese a la insistencia –o creencia- de algunos, este no será un baile que se hago de a dos, sino que el tercero involucrado, Perú, tiene mucho que decir. Por de pronto, ya anunció estudiar hacerse parte en el juicio de parte de Bolivia y mandará observaciones a los mapas presentados por Chile. Un forma tenue de entrar a la pista, pues finalmente, por el tratado de 1929 cualquier pretensión de salida a Bolivia deberá contar con su aprobación.

¿En que momento Perú entra al baile?

 

 Ángel Soto

Investigador del Centro de Estudios Estratégicos, Academia de Guerra del Ejército.

Doctor en Historia, IUOG Universidad Complutense de Madrid, España.

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