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Soledad Reyes: Otra forma de leer – La Tercera

En las últimas semanas se han comentado con desesperanza los resultados de II medio en el Simce de Lenguaje. No es para menos. Por segundo año consecutivo han sido los más bajos desde que se realiza la prueba. Los hombres bajaron su rendimiento en 17 puntos. Esto es, de 256 puntos el 2010, a 239 el año pasado. En las mujeres también se nota una baja, pero bastante menor, de 7 puntos en el mismo período.

El gobierno afirmó que la situación es preocupante. Claro que lo es, especialmente si consideramos que Chile es uno de los países más alfabetizados y con mayores índices de escolaridad de Latinoamérica. La Agencia de Calidad de la Educación, con datos de este Simce, investigó los factores que influyen en la motivación lectora de los jóvenes. Apuntan que hoy estamos ante el comienzo de una nueva forma de leer, porque el joven de hoy es un alumno 4G, “que puede estar en muchos dispositivos a la vez y realizan muchas tareas al mismo tiempo”.

¿Qué pasará, entonces, con el libro, con la literatura?, ¿Cómo se logrará que un joven logre apreciar y reencantarse con la lectura?. En el marco curricular de II medio se establece que la lectura de obras literarias es un modo “de estimular en los estudiantes el interés y el gusto por ellas, favoreciendo su formación como lectores activos y críticos, capaces de comprender y proponer sentidos para las obras que leen, formarse una opinión sobre ellos y apreciar el valor y significación de la literatura”.

No hay que perder de vista ese objetivo. El gobierno anterior generó un nuevo curriculum, que se está implementando gradualmente, con especial énfasis en el área humanista, incluyendo nuevas lecturas y métodos más atractivos. Es pronto para ver los resultados. El objetivo no es fácil. Sabido es que los jóvenes de hoy tienen una baja comprensión lectora. Peor aún, ésta ha tendido a disminuir con los años. No es que lean poco, sino que además, no entienden lo que leen. Y es un fenómeno que trasciende a los distintos grupos socioeconómicos del país.

El estudio de la Agencia de Calidad de la Educación arrojó que a sólo un 28% de los alumnos encuestados les gustaba recibir un libro de regalo. Gran desafío será entonces poner la tecnología a favor del aprendizaje, si la mayoría de los alumnos no valora la lectura como una experiencia positiva y enriquecedora.

Son muchas las preguntas. ¿Se entiende la tecnología como recurso pedagógico?, ¿están los profesores preparados para emplearla en el ámbito de la lectura?, ¿cómo se fomenta correctamente su aplicación en la sala de clases?. Porque no es ninguna novedad que el uso de dispositivos tecnológicos afecta directamente la forma en que los alumnos no sólo leen, sino que también se comunican. Diversas investigaciones han concluido que el llamado alumno 4G presenta dificultad al responder correctamente las preguntas de textos más largos. Es primordial hacer un esfuerzo conjunto, entre los distintos protagonistas del quehacer educativo, para que el joven de hoy no pierda la habilidad y gusto por la lectura. En un país donde más de la mitad de la población se declara “no lectora”, hay todavía mucho por hacer. Todavía no podemos hablar del comienzo de otra forma de leer.

Soledad Reyes, Centro de Políticas Públicas Facultad de Gobierno UDD

Ver nota publicada: http://www.latercera.com/voces/otra-forma-leer/