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Paro docente y la movilización de los padres por Mauricio Bravo

Existen diversas externalidades negativas que deben asumir las familias, por ejemplo, los costos laborales para los padres que deben quedarse en casa al cuidado de los hijos. Junto con ello, varios niños quedan sin supervisión de un adulto, aumentando ciertos factores de riesgo social.

El Colegio de Profesores mantiene un paro indefinido como medida de presión para retirar el Proyecto de Nueva Política Nacional Docente. Más allá de si su disconformidad responde a intereses meramente gremiales o si estos tienen algún mérito técnico, es relevante analizar los efectos de la movilización en la educación pública. Por una parte, la nueva ministra de Educación anunció que producto del paro 1.590 alumnos fueron retirados de las escuelas municipales. Situación similar ocurrió en 2011 frente a las movilizaciones estudiantiles.

Todo lo anterior contribuye a que los resultados de aprendizaje no sean los esperados y, peor aún, que aumente la brecha socioeconómica en las pruebas estandarizadas (Simce.PSU). Por otra parte, existen diversas externalidades negativas que deben asumir las familias, por ejemplo, los costos laborales para los padres que deben quedarse en casa al cuidado de los hijos. Junto con ello, varios niños quedan sin supervisión de un adulto, aumentando ciertos factores de riesgo social. Adicionalmente, cerca de 8.500 estudiantes no acceden a los almuerzos que entrega la Junaeb diariamente, generando mayores costos a las familias y pérdida de recursos estatales.

Frente a esta situación, los padres y apoderados prefieren centros educativos donde haya mayor estabilidad en el periodo lectivo, incluso están dispuestos a realizar aportes económicos con la finalidad de garantizar una gestión escolar basada en los aprendizajes. Asimismo, escogen escuelas donde sus hijos reciban una atención integral durante todo el año sin dejarlos excluidos de ciertos beneficios estatales o más expuestos a flagelos sociales.

Tal vez los padres no están en contra de las demandas docentes, solo están cansados que gran parte de los costos sean asumidos por sus hijos. Esta es la verdadera movilización, aquella que sin huelgas excesivas, simplemente decide libre y racionalmente aquella institución que le garantiza los aprendizajes y la protección de los educandos: ¡la movilización de los padres!

Carta publicada en Diario Concepción 08/07/2015